El régimen de subastas –SICAD- se convertiría en el mecanismo “casi” único, en la medida que los dólares disponibles en el BCV y PDVSA tengan mayores incentivos en las subastas que en CADIVI a 6.3 Bs/dólar.- desconociendo que el régimen de información de precios y la extrema correspondencia que en Venezuela hay entre la devaluación, la inflación y la contracción de la economía.
Así el SICAD impactaría de la siguiente manera:
1. Cuando el BCV alimente las subastas con sus reservas internacionales, la operación es cambiaria con efecto monetario.
2. Cuando sean PDVSA y FONDEN quienes alimenten las subastas con divisas off shore la operación no propiamente cambiaria.
3. Queda por resolver un problema legal respecto de PDVSA y FONDEN para ofrecer divisas en las subastas; el gobierno define la subasta como transacciones no-cambiarias.
4. Sin embargo, la autorización del BCV a PDVSA a abrir cuentas en dólares en la banca nacional trasforma sus operaciones en divisas –las de PDVSA en el SICAD- a operaciones cambiarias y monetarias, por lo que si sus subastas adquieren precios mayores a 6.3, es de facto una devaluación, desde luego inflación.
5. A todo evento el precio de la subasta ponderara la inflación, el precio mayor en el mercado de divisas ponderara la inflación, de la misma manera que la devaluación produce inflación.
6. El objetivo de las subastas no es incrementar la oferta de divisas, sino devaluar por razones fiscales, el recibidor final de esos “nuevos” bolívares es el fisco (gobierno) que los obtiene como “ganancia cambiaria” vía BCV y/o vía PDVSA. El concepto de “ganancias cambiarias” acá es un proxy para acomodar el impacto cambiario y monetario explicado arriba. Acotamos que la ganancia cambiaria acá es exactamente lo mismo que inflación; es decir, el impuesto inflacionario vendrá ahora desde el SICAD, pero con el transporte, reduciendo el poder de compra del bolívar y con ello disminuyendo el salario real de la gente.
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